SANTO ROSARIO - CONTEMPLANDO LOS MISTERIOS LUMINOSOS
SANTO ROSARIO
Misterios Luminosos
Juan Pablo II:
Todo el misterio de Cristo es luz. Él mismo es “la luz
del mundo”. Pero esta dimensión se manifiesta sobre todo en los años de la vida
pública, cuando anuncia el Evangelio del Reino... Excepto en el de Caná, en
estos misterios la presencia de María queda en el trasfondo... La revelación
que en el Jordán proviene directamente del Padre, aparece también en labios de
María en Caná y se convierte en su gran invitación materna dirigida a la
Iglesia de todos los tiempos: “Haced lo que él os diga”. Es una exhortación que
introduce muy bien las palabras y signos de Cristo durante su vida pública,
siendo como el telón de fondo mariano de todos los “misterios de luz”.
Primer Misterio Luminoso: El Bautismo de Jesús en el Jordán
* Jesús se había hecho ya un hombre cuando empezó a oírse por toda Judea y Galilea lo
que realizaba el Bautista en el Jordán. Yo estaba al tanto de lo que un día u
otro habría de suceder con Juan, el niño de mi prima Isabel (Padre nuestro)
1. No me extrañé de lo que un día me dijo Jesús:
“Madre, me voy yo también al Jordán” (Avemaría)
2. Pronto me enteré de lo que allí había pasado.
Mezclado entre los demás hombres, y como un pecador cualquiera, Jesús se hizo
bautizar por Juan, que oponía toda resistencia.
3. Y salido Jesús de las aguas, se abrieron los cielos
y apareció sobre Él en forma de paloma el Espíritu Santo.
4. Al mismo tiempo, se oía sonora la voz del Padre:
“Éste es mi Hijo queridísimo, en quien tengo todas mis delicias”.
5. Juan declaraba también a sus discípulos, señalando
a Jesús: “Ése es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.
6. Empezaba a brillar la luz. Las aguas concebían el
poder de santificar, y vendría después el Bautismo de Jesús, con fuego del Espíritu,
que renovaría la faz de la tierra.
7. Jesús se retiró discretamente al desierto a
prepararse con la oración y la penitencia para su misión.
8. Algunos discípulos de Juan dejaron a su maestro para
seguir ahora al Maestro de Nazaret.
9. Juan decía humilde y generoso: “A Él, a Jesús, le
toca crecer, y yo debo desaparecer”.
10. Los del grupito que Jesús traía a Galilea lo
contaban todo, y yo vi claramente: Le ha llegado la hora a Jesús.
* Zacarías lo había anunciado como “El Sol que nace de lo alto”. Y Simeón había dicho de Él que era “La Luz que alumbraría a todas las gentes” (Gloria al Padre)
* Zacarías lo había anunciado como “El Sol que nace de lo alto”. Y Simeón había dicho de Él que era “La Luz que alumbraría a todas las gentes” (Gloria al Padre)
Segundo Misterio Luminoso: Jesús se revela en las Bodas de Caná.
* A mí no me extrañó nada lo que contaban aquellos
discípulos de Jesús. Y, sin pretenderlo, fui la que abrió el camino a la
primera manifestación del Cristo.
1. Se celebraba en Caná la boda de unos amigos y
parientes. Estábamos invitados Jesús y yo, y Él venía con sus discípulos,
invitados también.
2. Todo se desarrollaba alegremente, pero a mitad de la
fiesta llegó a faltar el vino.
3. Como mujer atenta, pronto me di cuenta del apuro de
los novios, hice mía su angustia, y acudí a Jesús.
4. Jesús, naturalmente, me comprendió cuando le dije:
“No tienen vino”, y no me desanimó su contestación: “Mujer, ¿y qué nos va a ti
y a mí? Aún no ha llegado mi Hora”.
5. En la mente de Jesús, la Hora del Calvario estaba
todavía lejos, pero la hora de manifestarse podía ser ésta misma. Lo adiviné, y
dije resuelta a los sirvientes: “Haced lo que él os diga”.
6. Las seis tinajas de agua se convirtieron en vino
delicioso, y la figura de Jesús se agigantó ante la vista de todos.
7. El Espíritu Santo era quien movía todo
secretamente. A mí me decía cuál sería mi misión: llevar a todos hacia Jesús,
el único que tiene que aparecer y figurar.
8. En la mente de los discípulos encendía el Espíritu
el primer chispazo de la fe en Jesús, al que después amarían apasionadamente.
9. Y con el vino generoso venía el Espíritu a decir
que habían llegado por fin los bienes y la alegría mesiánicos, prefigurados en
la Escritura con la imagen del banquete abundante y delicioso.
10. La luz del Sol empezaba a crecer. Con la
predicación de Jesús, pronto iba a brillar en todo su esplendor.
* En adelante, la misión evangelizadora que yo desarrollaría en la Iglesia se cifraría en esta mi apremiante invitación: “Haced lo que Jesús os diga. Hacedlo sin vacilar”.
* En adelante, la misión evangelizadora que yo desarrollaría en la Iglesia se cifraría en esta mi apremiante invitación: “Haced lo que Jesús os diga. Hacedlo sin vacilar”.
Tercer Misterio Luminoso: El anuncio del Reino de Dios.
* Jesús se lanzó a predicar el Reino por los pueblos
de Galilea, conforme a la profecía de Isaías: “Galilea de las gentes, el pueblo
envuelto en tinieblas empieza a ver una gran luz”.
1. Jesús comenzaba invitando a todos: “¡Arrepentíos,
porque el Reino de Dios está ya cerca!”.
2. Y lo primero que pedía era conversión. Es evidente:
los llamados al Reino de los Cielos no pueden pactar con el pecado.
3. Con su imperio sobre los demonios: “¡Sal de aquí,
espíritu inmundo!”, Jesús indicaba que el reino del demonio llegaba a su fin.
4. Curando a los leprosos: “¡Quiero! Queda limpio”, significaba
que el pecado daba lugar a la santidad.
5. Predicando, y enseñando a todos, echaba fuera las
tinieblas del error y hacía resplandecer la verdad de Dios.
6. Resucitando a los muertos: “¡Lázaro, sal fuera!”,
proclamaba la resurrección y la vida para todos los que creyeran en Él.
7. Para difundir su luz en todo el mundo, Jesús
escogió a los Doce Apóstoles y a los setenta y dos discípulos, a los que mandó:
“Id, y anunciad que el Reino de Dios está cerca”.
8. Con las familiares y amigas, que asistíamos a Jesús
y a los discípulos, yo presencié muchos de estos hechos, y contemplaba gozosa
el rostro amable de Jesús que difundía paz, amor, perdón y bondad para todos.
9. Jesús resumió toda su misión en el grito desafiante
que lanzó en la explanada del Templo de Jerusalén: “¡Yo soy la luz del mundo!”.
10. Y aseguraba a los suyos: “Quien me sigue, no
caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.
* Vueltos siempre a Dios con una conversión sincera, sois, como os dice Pablo, “antorchas que brilláis en medio del mundo”.
* Vueltos siempre a Dios con una conversión sincera, sois, como os dice Pablo, “antorchas que brilláis en medio del mundo”.
Cuarto Misterio Luminoso: La Transfiguración de Jesús.
* Llegó un momento en que la afirmación de Jesús: “Yo
soy la luz del mundo”, adquirió unos caracteres grandiosos e insospechados. Fue
en la Transfiguración sobre el Tabor.
1. En aquel atardecer, Jesús se subió a la montaña
acompañado de los tres queridos discípulos Pedro, Santiago y Juan.
2. Se pasó toda la noche en oración a la luz de las estrellas,
y al despertarse los discípulos por la mañana se quedaron asombrados ante lo
que sus ojos veían.
3. Jesús había cambiado completamente de aspecto. Su
rostro brillaba más que el sol y sus vestidos eran blanquísimos como la nieve.
Todo resplandecía, todo era fulgor deslumbrante.
4. Hablando con Jesús, aparecían Moisés y Elías, que
le comunicaban de parte de Dios la pasión y muerte que le esperaba en
Jerusalén.
5. Y de la nube que vino a envolverles, salió la voz
de Dios: “Éste es mi Hijo muy amado. ¡Escuchadle!”.
6. Cerrada la escena grandiosa, Jesús ordenó a los
discípulos: “No contéis a nadie la visión hasta que yo haya resucitado de entre
los muertos”.
7. Ellos guardaron el secreto. Pero después de la
Resurrección y Pentecostés, lo contaban todo con entusiasmo incontenible.
8. Al oírlos, yo y todos los creyentes pensábamos
felices en el Jesús resucitado, y nos decíamos: ¡Qué rostro debe tener en la
Gloria!...
9. El Tabor es una escuela sin par para todos los
creyentes. Viene la lucha, el dolor, la prueba. Como vinieron para Jesús la
Pasión y la Cruz.
10. Pero eso no es más que el camino para la gloria
que espera a todos. Jesús, muy pronto, aceptaría decidido su muerte horrorosa
ante el premio que se le ofrecía.
* La persona de fe no desfallece en la vida. Contemplando el rostro glorioso de Jesús, se dice: ¡Esto, esto es lo que a mí me espera si persevero hasta el fin!...
* La persona de fe no desfallece en la vida. Contemplando el rostro glorioso de Jesús, se dice: ¡Esto, esto es lo que a mí me espera si persevero hasta el fin!...
Quinto Misterio Luminoso: La Institución de la Eucaristía.
* Llegamos al momento culminante de la vida de Jesús,
y con la Eucaristía va a hacer lo que nadie podía imaginar.
1. A punto de ser entregado a la Pasión, Jesús daba
testimonio de su amor hasta el extremo.
2. Dándose a Sí mismo, Jesús ya no podía darse más ni
dar una cosa mayor.
3. Con el pan en la mano, dice solemne: “Tomad y
comed, porque esto es mi Cuerpo, que se entrega por vosotros”.
4. Y tomando la copa de vino, añade: “Tomad y bebed,
porque esta es mi Sangre, derramada para el perdón de los pecados”.
5. Piensa Jesús en los creyentes de todos los tiempos,
y sigue con verdadero mandato: “Haced esto como memorial mío”.
6. Yo no estaba presente. Pero, después de
Pentecostés, era la más asidua en recibir constante a mi Jesús, que se me daba
cada día por manos de los Apóstoles en la “fracción del pan”.
7. Aquello ya no era pan. Era Jesús, mi Jesús, con la
carne que había asumido en mis entrañas, como canta el himno: “Verdadero
cuerpo, nacido de María Virgen... ¡Oh Jesús, Hijo de María!”...
8. Jesús se quedaba como el Sacrificio perfecto que su
Iglesia ofrecería a Dios desde un extremo al otro de la Tierra hasta el fin de
los siglos.
9. Ese Pan divino es el alimento que llena de gracia a
las almas y les da la prenda de la resurrección futura.
10. El Sol que con la pasión y la muerte se escondía
en apariencia, se quedaba en realidad para su Iglesia oculto bajo las
apariencias de una Hostia blanca a fin de hacerle así perpetua compañía.
* Y aquí tenéis, sobre el altar y en el sagrario, al Jesús que, como Luz eterna, alumbra la Jerusalén celestial: a la Iglesia de la Tierra como a la Iglesia del Cielo.
SANTO ROSARIO, NARRADO POR MARÍA. Para meditar, contemplar los Misterios del Santo Rosario, acompañados de María, nuestra Madre. Este material llega a tus manos, gracias a Dios y al trabajo realizado por el Padre Pedro García, Misionero Claretiano. Un libro que nace, antes que en la Imprenta, en Radio Estrella, en Guatemala. Doña Clara Luz Estrada, hace el doblaje de María. Este trabajo estuvo bajo la supervisión del venerado Padre Narciso García Garcés, Q.E.P.D., fundador de la Sociedad Mariológica Española. “Tú eres el que hizo para el pueblo aquel trabajo tan bonito sobre la Virgen”, le dijo al Padre Pedro, cuando lo visitó enfermo, poco antes de morir.
Imagenes: http://rosarioperpetuo.com.ar y extraídas de Google
* Y aquí tenéis, sobre el altar y en el sagrario, al Jesús que, como Luz eterna, alumbra la Jerusalén celestial: a la Iglesia de la Tierra como a la Iglesia del Cielo.
Descarga a tu dispositivo móvil "El Rosario narrado por María", del Padre Pedro García, Misionero Claretiano, dando click al siguiente enlace:
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